En la recuperación de adicciones como en otras disciplinas, los familiares que consultan o los pacientes que quieren comenzar un tratamiento por primera vez tienen dudas, miedos y temores muchas veces infundados, representaciones alimentadas por las películas, por prejuicios o sesgos. Y a veces, claro, con justa razón.
A continuación, hablaremos de algunas situaciones que se dan en consulta y que servirán de herramienta para que familiares o pacientes puedan dar el primer paso en un proceso de recuperación con más seguridad y tranquilidad.
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1. ¿Con qué me voy a encontrar? La internación y medicación.
Una de las situaciones más frecuentes en consulta es el miedo que ocasiona creer que un tratamiento de adicción necesariamente está relacionado a una internación, con medicación y enfermeros psiquiátricos, pero no cualquiera, una en la que el escenario es el peor posible: enfermeros que maltratan, una medicación que quita toda voluntad dejando al paciente completamente desprotegido y encerrado entre cuatro paredes.
Antes de avanzar, señalemos que no todos los tratamientos son iguales, que los hay ambulatorios, con internación, multidisciplinarios, mixtos, presenciales, a distancia, individuales, grupales, etc., y la elección de cómo será dependerá de las primeras entrevistas, el diagnóstico y, sobre todo, del paciente: hay tantas formas de encarar un tratamiento como individuos.
¿Qué hay de cierto? No siempre es necesaria una internación. En caso de ser necesaria, no siempre es con medicación y no toda medicación actúa de la misma manera. En Ve Por Más, consideramos que la internación es una medida excepcional, pero que para nada se parece a lo que imagina mucha gente y que antes de llegar a la medicación, hay otras herramientas.
2. ¿Qué es una adicción? ¿Solo se puede ser adicto a las drogas?
Como cuando vamos al médico habiendo googleado antes sobre lo que creemos que tenemos, casi con el diagnostico definido, en el terreno de la recuperación de adicciones sucede algo parecido.
Por ejemplo, en consultas por ayuda a familiares adictos, en los que la dinámica de la familia es disfuncional, encontramos la creencia de que solo la persona que consume drogas es adicta y que el único problema es “la sustancia”, “la droga”, “lo que toma”, que, desapareciendo esa parte, le problema desaparece.
Por un lado, no solo se puede ser adicto a “la droga” o a sustancias, también se puede ser adicto a “conductas”. Por otro lado, el problema no es la sustancia o la conducta.
En Ve Por Más estamos convencidos de que es la relación con dicha sustancia o conducta sobre lo que hay que trabajar, que solo así se avanza hacia una recuperación genuina y sostenible, en la que el paciente no solo “deje la droga” o “la conducta adictiva” sino que también crezca como persona, rompa sus creencias limitantes, se sienta feliz y encuentre, de nuevo, algo que le dé sentido a su existencia.
3. Si se droga es malo o se volvió loco
Hay muchos prejuicios, no solo del lado de la familia sino también del mismo paciente, pero no hay que sentirse mal por eso, todos tenemos prejuicios sobre un montón de cosas, solo hay que tratar de ser consciente de esa posibilidad para evitar que se transformen en obstáculos que impida avanzar hacia la recuperación o comenzar un tratamiento.
Hay dos prejuicios que se presentan con frecuencia: el adicto “es malo” o “se volvió loco”.
Un adicto es un enfermo, padece un problema crónico, de mayor o menos gravedad, que requiere un tratamiento. Tener una adicción no vuelve a la persona mala y, aunque a veces actúe como un loco (mintiendo, manipulando, engañando, etc.) no necesariamente lo está.
Vale la pena señalar que los efectos del consumo de ciertas sustancias producen daños neurológicos que pueden ocasionar trastornos psiquiátricos, pero queremos dejar en claro que la “locura” como explicación o causa de las adicciones no es suficiente ni correcta y que, a veces, al caer las personas en la necesidad de rotular, juzgar o etiquetar favorecen situaciones que son nocivas o que obstaculizan un proceso de recuperación
En muchos casos ni la familia ni el paciente son conscientes de que se trata, justamente, de una enfermedad y que existe la posibilidad de recuperación, de salir de esa situación.
4. La adicción es algo marginal
Hay personas que piensan que la adicción es algo propio se de ciertos sectores sociales, que es imposible que en su familia haya un integrante que la padezca. Las adicciones son transversales, pueden afectar a cualquiera impedientemente de su condición social, su situación económica, el lugar en el que viven, su situación laboral, religión o género.
La vida está llena de ejemplos de personas exitosas, con dinero o famosas que cayeron en una adicción, desde alcohólicos hasta ludópatas, la lista es larga.
Las adicciones a sustancias o conductuales no discriminan, golpean a todos por igual. Aceptar y reconocer que todos podemos caer en una, facilitará también la recuperación y ayudará a comenzar un tratamiento en etapas tempranas de la adicción.
5. Estar limpio, pasarla mal y el rol de la familia
Siempre destacamos el papel fundamental de la familia en el proceso de recuperación, de cómo los roles disfuncionales son, en parte, causa de mucho de los problemas que devienen en una adicción o que interfieren en la evolución del paciente, y que trabajar sobre los vínculos con el grupo familiar es tan importante como trabajar sobre el individuo y su adicción.
Durante el tratamiento -mientras se transita el camino hacia la mejoría- siempre habrá altos y bajos, y muchos de esos “bajos” serán muy difíciles tanto para el paciente como para su entorno familiar.
Es importante saber, antes de comenzar un proceso de recuperación, que cuando “se está limpio” y durante los momentos difíciles es cuando más hay que aferrarse al tratamiento y más apoyo hay que buscar en el terapeuta, coach o psicólogo.
El contacto es fundamental, y ofrecer mecanismos de contención como parte del tratamiento, que sean ágiles, de fácil acceso y con los que el paciente esté familiarizado es muy importante como parte del tratamiento.
También la familia, en situaciones conflictivas, a veces, olvida lo que debe hacer repitiendo maneras o soluciones al problema que son disfuncionales y que representan un verdadero retroceso. Si no funcionó antes, ¿por qué funcionaría ahora?
Comenzar un tratamiento de recuperación
Es lógico y normal que al comenzar un tratamiento se sienta incertidumbre y se llegue a la primera consulta con prejuicios, inseguridades, falsas creencias, sesgos, etc., por lo que en la primera entrevista con el profesional (un coach ontológico, un psicólogo, un terapeuta, etc.) que llevará adelante el tratamiento de adicciones (online, presencial, con o sin internación), es recomendable preguntar todo lo que creas que pueda ayudarte a entender mejor la situación.
Si es necesario, si algo no está claro o hay dudas: preguntar y repreguntar las veces que sea necesario. El profesional debe estar dispuesto a evacuar las dudas e inquietudes, y es una buena forma de evaluarlo, de ver si se adapta a las necesidades del paciente o familiar: la primera entrevista es una muestra de lo que será el tratamiento, y uno debería sentirse cómodo, a gusto y contenido por el profesional.
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